viernes

La sonrisa del profeta Daniel.

El camino es sueño y es teatro. Es ficción y realidad. Está formado de entreactos, de giros, de de silencios y aplausos. De vida y de muerte, de luz y de sombra. Comedia y drama, esperpento y clasicismo. Fábula y realidad.

Espectadores eternos como la Vía Láctea o el profeta Daniel con su pétrea sonrisa. Desde la Cruz de Ferro, hasta Santa Maria de Eunate. Puentes, iglesias, montes y ríos. Todos con los ojos bien abiertos, dispuestos a disfrutar de una obra cada día diferente.

Decorados que parecen lienzos pintados por Dios. Y cada amanecer el sol obra el milagro de abrir el telón, de iniciar la función del camino. Es el tramoyista principal y el iluminador de toda la obra. Nos sorprende cada día con un nuevo decorado, con unas bambalinas de colores inverosímiles que azuzan el corazón.

Actor principal, el peregrino. Coreado en escena por compañeros de viaje o de encuentro, unos se convierten en principales, otros en meros secundarios, pero como toda obra de teatro, imprescindibles. Hay otros muchos,  picaros, don juanes, max estrellas, romeos y julietas, yermas, Hamlet varios, fuenteovejunas…todo un elenco de papeles que conforman este teatro, y el de la vida.

Obra eterna con final abierto, la función continua, empieza otro camino.

Y siempre por escribir. El primer paso es la primera palabra.

Entiendo ahora la sonrisa del profeta Daniel,  feliz espectador por lo que acaba de ver.

José Juan Torres (Lucas).-




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