viernes

Camino sanabrés del peregrino canilero.

"A cada instante la puerta puede abrirse sobre tu destino. Puede ocurrir que el cielo te mire. El instante en que te has dado la vuelta, cansado, podría haber sido el de tu salvación. Nunca sabes. Un gesto puede desplazar a una estrella." Un camino por tierres gallegas hasta Santiago y Finisterre. Esta vez no he caminado solo, estaba acompañado por un ángel que estuvo a mi lado en todas las inclemencias meteorológicas que he sufrido. Como siempre, el camino mitiga esos sufrimientos con sus pequeños milagros diarios.

lunes

Camino mozárabe: Alcalá la Real- Alcaudete.



Etapa nueva por tierras jienenses acompañados esta vez por la asociación de la tierra de la aceituna. Como siempre, empezamos a andar bien temprano, por Alcalá la Real, con la mirada atenta e impertérrita del castillo y la de aquellos inmigrantes que esperan que los reclamen para el trabajo, un contraste demasiado áspero.
Con animo y buena conversación andamos por sendas olivareras, riachuelos y tierras de labrantío, que nos hacen un caminar llevadero, esperando con ansia llegar al punto de avituallamiento intermedio, donde refrescarnos las gargantas con unas cervezas, y como no, unas aceitunas del lugar.
Luego nos esperaba un continuo sube y baja, típico rompe piernas con el espejismo de vislumbrar en cada subida el castillo de Alcaudete que nos indicara nuestro fin de etapa. En este tramo pudimos cruzarnos con dos peregrinos que desde Granada hacían el camino hasta Santiago, como Dios manda. Envidia sana.
Al final el espejismo se hace real y llegamos a Alcaudete donde nos espera el merecido menú peregrino y el descanso del guerrero.

jueves

Asoc.Camino Granada.Camino mozárabe: Moclín-Alcalá la Real



Un Moclín frío nos recibe al bajarnos del autobús pero pronto se pasa tras un buen desayuno, a barriga llena, corazón contento. Y así, con un café y una buena tostada emprendemos el camino rodeados de olivos, niebla, atalayas y buen ánimo.
Nos envuelven gentes atareadas en la recogida de la aceituna que nos recuerdan que nos hayamos en tierras del oro líquido y que debemos andar con cuidado para no perdernos en el laberinto olivarero. Después llegamos a tierras de labrantío que se extienden a nuestras espaldas hasta un horizonte donde predomina la silueta imponente y blanca de Sierra Nevada, y en su honor hacemos un descanso regado con unas 1925 en Ermita Nueva.
Ya nos queda poco para divisar el castillo de Alcalá la Real, su proximidad y el hambre nos hacen caminar rápido para llegar al restaurante donde nos esperan con una sonrisa, buen arroz caldoso y unas carnes a la brasa, un buen final para un día largo de caminata.